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Hacer frente a la perdida de la ilusión

  • Tafetán Inglés para un Diario Herido.
  • 26 sept 2017
  • 4 Min. de lectura

CLAVES PARA HACER FRENTE A LA PÉRDIDA DE LA ILUSIÓN:



INTRODUCCIÓN:


En muchos momentos de nuestra existencia nos encontraremos sin salida. Tal vez la vida nos lleve por unos derroteros inaceptables, quizá por una pérdida, por una situación indeseable, por decisiones erróneas, por una relación equivocada, una ruptura, un despido, una enfermedad grave, la muerte de un ser querido, al final perdemos la ilusión por todas aquellas esperanzas que habíamos forjado y nos vamos a terminar estancando por distintos factores coercitivos o acumulativos, en situaciones de inactividad, de pensamientos o emociones negativas. Estas circunstancias pueden dar lugar a una ansiedad o a una depresión, que suele terminar dejándonos abatidos.

Para salir adelante en una situación dificultosa que nos haya sobrevenido de pronto, o en una donde el paso del tiempo haya ido gravando nuestro espíritu hasta llegar a sumar gran negatividad, hemos de comenzar a sacudirnos esa energía negativa con varios pasos simultáneamente:


¿CÓMO SALIR DEL MARASMO EN QUE NOS ENCONTRAMOS?:


- MANTENER UNA CONDUCTA PROACTIVA DE ACTUACIÓN:


Normalmente la negatividad nos va a anular como personas, vamos a dejar de disfrutar de la vida y actuaremos como máquinas insensibles de forma mecánica. La primera medida que tenemos que tomar es volvernos activos: hay que recuperar poco a poco la ilusión, y para eso, iniciamos con voluntad de cambio, la búsqueda de nuevas actividades y de nuevas amistades. Tenemos que activarnos encontrando nuevos hobbies y ampliando nuestros círculos íntimos. Al principio no hay que avanzar mucho. Pero sí hay que determinarnos a cambiar la inacción por una voluntad de activación. Nuestra conducta debe ser inclinada a decidir ACTUAR.

- OBSERVAR LAS EMOCIONES PARA CONTROLARLAS


En estadios avanzados de depresión o ansiedad, las emociones tienden a dominarnos, a anularnos, a sofocarnos, a asustarnos. Queremos que no nos atemoricen o que no nos hundan y las alimentamos con negatividad. Las emociones tienen que ser observadas de forma distante y hay que dejarlas fluir y pasar. De esa forma empezaremos a distanciarnos de ellas, y paradójicamente, pasaremos a conducirlas nosotros.


- CONTRASTAR LA IMPORTANCIA REAL DE LOS PROBLEMAS


Controla que tu mente y tu manera de pensar no estén arruinando tu vida. Hay que contrastar si lo creemos que es un problema no lo es tanto. En esos momentos de negatividad tenemos que verificar si ese presunto problema es real, cierto, tangible y objetivo o no es más que una suposición o una proyección de nuestro estado pésimo de ánimo. También hay que sopesar si nuestro ego nos lleva a dar más importancia a nuestros problemas de lo que son realmente. Además de que nuestra mente juzgue nuestros problemas como pesados, graves e importantes, por pequeños que sean, es necesario encontrarles una resolución. Hay que empezar por no dejarse llevar sino empezar a solucionar de manera útil escalas de problemas de sencillos a complejos.


- EVITAR LA PROCRASTINACIÓN (posponer)


No hay que posponer la toma de decisiones, aunque sean pequeñas, que te implican como protagonista. Se trata que de forma práctica comencemos por solucionar pequeños problemas, por realizar pequeños gestos que introduzcan ligeros cambios y que paulatinamente, consigamos generar nuevos objetivos sencillos y que se lleguen a conseguir. Hay que encontrar unos momentos a lo largo del día en donde el protagonista sea uno mismo, y reservar ese tiempo a disfrutar con aquella actividad propuesta. Por ejemplo, un rato de lectura, escuchar música, sembrar semillas, recolectar frutos, pintar, pasear o hacer ejercicio, meditar, etc.


- GESTIONAR NUEVOS RETOS


Pequeñas decisiones nos llevarán a aventurarnos en nuevas empresas. Hemos de ser capaces de abandonar nuestra zona de confort para conseguir nuevos retos. Para lograrlo tendremos que saber gestionar nuestro tiempo de forma eficaz, invertirlo en actividades y personas que nos devuelvan felicidad. Hay que abandonar el estado de postración que deja una depresión para ser capaz de gestionar nuevos retos que activen nuestra vida personal y social.


- ACTIVACIÓN DEL CUERPO


Hacer ejercicio no solo activa el cuerpo y la mente sino que nos aleja de la melancolía para acercarnos al presente. El ejercicio físico nos libera de limitaciones y es capaz de interrumpir nuestro diálogo interno, centrándonos en el esfuerzo y la superación.

Pero mejor que hacer ejercicio es hacer ejercicio en la Naturaleza. Hay que potenciar la realización de planes al aire libre porque el contacto con la Naturaleza genera bienestar emocional. El contacto con el medio ambiente y el ejercicio físico favorecen el optimismo y el pensamiento positivo que son claves para alcanzar la alegría y la felicidad. Es esencial encontrar tiempo para estar en contacto con el medio natural.



- AUMENTAR LA MEDITACIÓN, EL REPOSO Y EL DESCANSO

La negatividad reduce las horas yla calidad del descanso, y la falta de reposo degenera en toma errónea de decisiones, en percepción distorsionada de la realidad y en más crisis de ansiedad y depresión. La desilusión produce un cansancio mental y físico. Es necesario intervenir en reorganizar el tiempo para poder descansar lo suficiente. Hay que reforzar el descanso para que la mente pueda poner orden sobre las ideas. Una vez que se descansa lo suficiente, entonces podemos observar nuestros pensamientos, nuestros problemas y nuestra vida de forma objetiva, y tomar decisiones correctas que nos hagan salir de esa depresión.


CONCLUSIÓN:


No todo lo que va sucediendo en nuestra vida es negativo, aunque en determinados momentos por la oscuridad de lo que nos toca vivir, lo parezca. En el acontecer diario se suceden eventos positivos y otros no tanto. Hemos de convertirnos en activadores de acontecimientos positivos. Aunque lo que es más importante, hemos de saber distinguir de forma ecuánime qué cosas son de un matiz benévolo y cuáles son realmente negativas. De esta forma podremos compensar la balanza e inclinarla hacia un equilibrio vital.


Activándonos a través de la toma responsable de decisiones, controlando las emociones, sopesando los problemas, evitando posponer las soluciones, seremos capaces de focalizar nuestra vida a intereses renovados, reforzando paralelamente nuestra mente con el descanso, el ejercicio y la toma de contacto con la Naturaleza.


 
 
 

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